Recientemente oí a alguien inventarse una palabra ingeniosa en inglés; a partir de un paso de ballet, el pas de bourré, creó el gerundio pas-de-bourreing. Con la facilidad de los humanos que hablamos mal todos los idiomas, las bailarinas le entendieron y siguieron pas-de-bourreing hasta el final de la música.
Cuando celebramos los 400 años de la entrada de Shakespeare a los altares, los bailarines admiramos más que nunca al bardo inventor de palabras y frases, porque gracias a su ingenio hemos podido hacernos creer que bailábamos unos ballets estupendos. Decenas de coreógrafos mediocres han sobrevivido gracias a sus obras y otros pocos coreógrafos geniales han creado piezas magníficas. Bien fuera plantando todas y cada una de las escenas de sus obras -como Nureyev en su Romeo & Juliet– o sintetizando al máximo la complejidad de sus personajes -como Limon y su Moor’s Pavane– hemos encontrado en sus obras la excusa perfecta para bailar.
Viva Shakespeare. Sigamos Shakespearando.
Recently I heard someone inventing a very ingenious word in English; from a ballet step, called pas de bourré, he created the gerund pas-de-bourreing. As gifted people who speak very bad all languages, the dancers understood and kept pas-de-bourreing until the end of music.
Long live Shakespeare. Let’s keep Shakespearing.
*Images: Pas de Bourré from Vaganova’s Basic Principles of Classical Ballet. Sarah Lamb & Steven McRae in Kenneth MacMillan’s Romeo and Juliet © Dave Morgan for London’s Royal Ballet. Joaquín de Luz & Maria Kowroski in Balanchine’s Midsummer Night’s Dream © Paul Kolnik for The New York City Ballet.
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