Silbo todo el rato. Me encanta silbar. Qué vulgaridad, dirán algunos. Oh, yes. Silbo cuando hay tormenta y cuando sale el sol; mañana, tarde y noche. Tengo, además, un repertorio amplísimo, que abarca desde el Cancionero de la Colombina hasta Candide -por decir algo interesante y silbable- pasando por Atahualpa Yupanqui, el Stabat Mater de …