Pasen a ver el circo

La otra tarde... la disfruté llorando. Un recuerdo infantil es más poderoso que un batallón equipado hasta las cejas, del mismo modo que unos payasos felices pueden funcionar como armas absolutamente mortíferas. Los payasos salían andando por la pista, los niños saltábamos en el sofá gritando "¡¡¡Bieeeeeeen!!!"... y empezaba la fiesta. Con sus canciones aprendimos …