“La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.”★
Una lectura navideña de adolescencia me encerró en casa durante días enteros con dolores de cabeza y estómago saltarín; lo curioso, pienso ahora, es que mi madre, en su preocupación, no me traía analgésicos al sofá, sino otros libros que despejaran mi cabeza y me devolvieran la salud.
Mi vuelta a la normalidad, claro, llegó cuando terminé aquel libro.
[Muy poco después de la lectura a mis trece años de aquel Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez -cuya muerte hace pocos días me ha traído estos recuerdos- cayó en mis manos su Crónica de una muerte anunciada; luego leí y releí sus obras, todas, con voracidad y admiración, descubriendo de golpe que también yo había crecido, sin saberlo y como demuestra esta anécdota, en un realismo mágico que ponía formas a los sabores y borraba los límites de tu propia vida.]
A Christmas reading in my teens locked me home for days suffering of headaches and stomach jumping; the funny thing, I remember now, is that my mother, concerned, did not bring me painkillers to the couch, but other books that would clear my head so I could be healthy again
I only returned to normal, of course, when I finished that book.
[I was thirteen when I first read The Story of a Shipwrecked Sailor by Gabriel García Márquez: his death some days ago brought these memories back to me. His novel Chronicle of a Death Foretold came to my hands shortly after; then I read and reread his works, all of them, with greed and admiration. I discovered suddenly that I had been nurtured by my family –unconciously, I believe- in a magical realism that put shapes to flavors, shading the limits of my own life .]
★ La soledad de América Latina. Discurso de aceptación del Premio Nobel por Gabriel García Márquez, en 1982.
* Image: Gabriel García Márquez © unknown photographer.