A José Martínez se le cayó el teatro encima. La otra noche, al término de su ballet Les enfants du paradis, 20 minutos de aplauso con la sala puesta en pie resumieron toda una vida bailando con el Ballet de la Ópera de París. No puedo ni imaginar la cantidad de cosas que le pueden pasar a uno por la mente en un momento así; o probablemente, ninguna. No sé. Ya le preguntaremos.
De la Ópera se trae un saco de conocimientos, una preciosa silla que le han regalado y una fortaleza férrea a prueba de bomba. En su discurso de despedida, José Martínez tuvo palabras de agradecimiento para su gente en español, y en la versión francesa quiso incluir a los que le pusieron zancadillas por el camino porque, dice, le hicieron más fuerte. Ejem.
Las autoridades españolas han ido a París, se han hecho la foto, y han alucinado con lo que significa José Martínez en el mundo de la danza internacional; estoy segura. Es que en la Ópera de París, cuando un Etóile -y sobre todo, algunos- se retira, pasan cosas así, porque el prestigio de toda una vida y el respeto del público está presente tanto en la calle como en los despachos. Y no sólo cuando hay que darle un cargo, me permito añadir. José Martínez, además de bailar de maravilla, es un tipo serio, admirado y a quien el público tiene un cariño especial. Por algo será. También es divertido, muy divertido.
Las horas previas a su despedida me acordé de su madre y de su Maestro, José Ferrán. Quizás porque yo también soy madre y maestra (obsérvese que he suprimido la mayúscula) y creo poder imaginar lo que habrá sentido ella y lo que habría sentido él, viéndole. Qué barbaridad.
Espero que veamos esa silla que le han regalado en su despacho de Madrid. Confío sinceramente en que tenga la oportunidad de demostrar su gran valía y deseo que el día en que tenga su discurso de despedida en Madrid, no tenga que agradecer las zancadillas “made in Spain”. José Martínez viene de la Ópera de París, señores, no se les olvide.
The Paris Opera went crazy with José Martínez last Friday. At the end of his ballet Les enfants du paradis, 20 minutes of standing ovation summarized a whole life dancing with the Paris Opera Ballet. I cannot imagine how many things must come to one’s mind at that moment, or probably none. I do not know. We’ll ask him.
He comes to Madrid with a huge bag full of knowledge from the Paris Opera, but also a beautiful chair and an amazing and indestructible fortitude. In his farewell speech, José Martínez expressed in Spanish his gratitude to all his family and friends, but in French he included those who hindered him because, he said, made him stronger. Ahem.
The Spanish authorities went to Paris, showed up in the picture, and I’m sure they got amazed by what José Martínez represents in the international dance world. That happens at the Paris Opera when an Étoile retires -specially some of them- because you can feel the prestige of a lifetime and the public’s respect both in the street as well as in the offices. And not just when you have to give him a position, I might add. José Martínez, in addition to his wonderful dancing, is a serious guy, respected and whom the public has a special love. He is also funny, very funny.
The hours before his farewell I thought of his mother and his Maestro, Jose Ferrán. Perhaps because I am a mother and maestra myself (please note the capital letter I deleted) and I can imagine what they must have felt seeing him on stage. Good lord.
I hope we’ll all see that chair they gave him at his office in Madrid. I sincerely hope he’ll have the chance to show his great capacities, and I wish that the day of his farewell speech in Madrid, we will not hear about the hindering “made in Spain”. Please, don’ forget that José Martínez comes from the Paris Opera.
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